Coronavirus

todo lo que necesitas saber
1.1 Antecedentes

La pandemia del Covid-19 conmocionó al mundo y se ha cobrado miles de vidas, y como una de las consecuencias igualmente complicadas, la economía mundial se vio comprometida. Sin duda, este es un problema que requería una solución urgente y el compromiso de todos, especialmente del personal de salud para la búsqueda de su pronta solución.  

Con el objetivo de identificar una solución para este problema y además basándose en las evidencias científicas ya publicadas y experiencias clínicas de utilización del dióxido de cloro (ClO2) por Médicos e Investigadores, hicimos un asesoramiento de las principales informaciones para apoyar nuestra propuesta de uso de la solución de dióxido de cloro (CDS), siguiendo el protocolo estandarizado por Dr. h.c. Andreas Ludwig Kalcker como una alternativa segura y eficaz para combatir la infección por SARS-COV2.

De enero a julio de 2020 se llevó a cabo una encuesta de revisión sobre el uso de dióxido de cloro en la literatura internacional indexada y como ejemplo, si analizamos solamente la página web PubMed (National Library of Medicine 2020), observamos que sólo utilizando el descriptor «dióxido de cloro», tenemos disponible un total de 1.372 documentos que datan desde 1933 hasta la fecha de investigación, 2020 (Figura 1).

Figura 1 – Número de documentos encontrados con el descriptor "dióxido de cloro" en la base de datos científica de PubMed. La primera flecha roja indica el descriptor utilizado para la búsqueda y la segunda el número de documentos publicados. Fuente: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=chlorine+dioxide&sort=pubdate. Fecha de acceso: 24/07/2020.

Otra fuente importante fue la base de datos PubChem (Figura 2), en la cual es posible también identificar informaciones bioquímicas y toxicológicas, entre otras y las patentes registradas (que también se pueden encontrar en Google Patents), entre las que destacan las siguientes:

1) La patente sobre la desinfección de bolsas de sangre (Kross & Scheer, 1991);

2) La patente sobre el VIH (Kuhne 1993);

3) La patente para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de Alzheimer y la esclerosis múltiple (McGrath MS 2011);

4) la patente de Taiko Pharmaceutical (2008) para el coronavirus humano;

5) la patente sobre um método y composición “for treating cancerous tumors” para tratar tumores cancerígenos (Alliger 2018);

6) la patente de composición farmacéutica para el tratamiento de la inflamación interna. (Kalcker LA, 2017);

7) la patente sobre la composición farmacéutica para el tratamiento de la intoxicación aguda (Kalcker LA, 2017) y;
8) la patente de un compuesto farmacéutico para el tratamiento de enfermedades infecciosas (Kalcker LA, 2017);
9) la patente sobre el uso de CDS para coronavírus tipo 2 (Kalcker LA, 2020 – aun pendiente de publicación: /11136-CH_Antrag_auf_Patenterteilung.pdf).

Figura 2 – Número de documentos encontrados con el descriptor "chlorine dioxide" en la base de datos científica de PubChem. La primera flecha roja indica el descriptor utilizado para la búsqueda y la segunda el número de documentos publicados. Fuente: https://pubchem.ncbi.nlm.nih.gov/#query=chlorine%20dioxide Fecha de acceso: 24/07/2020.

Por lo tanto, solamente con estos datos iniciales, constatamos que la investigación en torno al ClO2 no se trata de ninguna novedad, que se trata de una molécula química ya conocida desde hace más de 200 años y comercializada desde hace 70 años con diversas utilidades a saber: el tratamiento del agua para el consumo humano, el tratamiento del agua contaminada, para el control de biofilm en las torres de refrigeración y en el procesamiento de desinfección de alimentos y verduras.

 

Además, existen estudios preclínicos y clínicos realizados, así como estudios que nos permiten comprender sus características toxicológicas y de seguridad en especial para utilización por humanos (Lubbers et al 1984, Ma et al 2017).  

1.2. Un breve resumen sobre el dióxido de cloro

La fórmula química del dióxido de cloro es ClO2 y según registro en Chemical Abstracts Services (CAS) from Chemical American Society su número CAS es 10049-04-4. En esta fórmula, está claro que hay un átomo de cloro (Cl) y dos átomos de oxígeno (O2) en una molécula de dióxido de cloro. Estos 3 átomos se mantienen unidos por electrones para formar la molécula de ClO2. Es posible utilizarlo como gas saturado en agua destilada y, por lo tanto, puede beberse o aplicarse directamente a la piel y mucosas, con las diluciones adecuadas. Dr. h.c. Andreas Ludwig Kalcker, Biofísico e Investigador, estandarizó una saturación del gas en agua destilada llamada solución de dióxido de cloro o CDS (por su sigla en Inglés, CDS: chlorine dioxide solution) (National Library of Medicine 2020).

 

 

El descubrimiento de la molécula ClO2 en 1814, se atribuye al científico Sir Humphrey Davy. El ClO2 es diferente del elemento cloro (Cl), tanto en su estructura química y molecular, como por su comportamiento. El ClO2, como ya ha sido reportado ampliamente, puede tener efectos tóxicos si no se observan los cuidados necesarios para sus diversos usos y se respetan las recomendaciones adecuadas para el consumo humano. Es más que conocido que el gas ClO2 es tóxico para los seres humanos si se inhala puro y/o ingiere en cantidades superiores a las recomendadas (Lenntech 2020, IFA 2020).

 

 

El ClO2 es uno de los biocidas más eficaces contra los patógenos, como las bacterias, los hongos, los virus, las biopelículas (biofilm) y otras especies de microorganismos que pueden causar enfermedades. Actúa interrumpiendo la síntesis de las proteínas de la pared celular del patógeno. Al tratarse de un oxidante selectivo, su modo de acción es muy similar a la fagocitosis, en la que se utiliza un proceso de oxidación suave para eliminar todo tipo de patógenos (Noszticzius et al 2013, Lenntech 2020). Vale decir que el ClO2, generado por el clorito de sodio (NaClO2), es aprobado por la Agencia de Protección Ambiental en los Estados Unidos (EPA 2002) y por la Organización Mundial de la Salud para la utilización en agua apta para el consumo humano, ya que no deja residuos tóxicos (EPA 2000, OMS 2002).

 

 

Cuando se aplica en las concentraciones apropiadas, el ClO2 no forma ningún producto halogenado y sus subproductos ClO2 residuales están normalmente dentro de los límites recomendados por la EPA (2000, 2004) y OMS (2000, 2002). A diferencia del gas de cloro, no se hidroliza fácilmente, permaneciendo en el agua en forma de gas disuelto. También en contraste con el cloro, el ClO2 permanece en forma molecular en los rangos de ph que se encuentran habitualmente en las aguas naturales (EPA 2000, OMS 2002). La OMS y la EPA incluyen el ClO2 en el Grupo D (sustancias no clasificables en términos de carcinogénesis humana) (IARC 2001, EPA 2009). De acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos 2004, la FDA recomienda que el uso de ClO2 sea permitido como aditivo permitido en los alimentos y como agente antimicrobiano (desinfectante).

 

 

Algunos irresponsables siguen confundiendo el ClO2 con el hipoclorito de sodio (NaClO – Lejía) y este último com el clorito de sódio (NaClO2), además de otros compuestos químicos, lo que provoca frecuentes comentarios inapropiados tanto en los medios de comunicación como entre los profesionales por falta de conocimientos de química elemental. El NaClO (lejía), por ejemplo es un potente agente corrosivo y el peligro debido a la exposición crónica y masiva del NaClO es bien conocido. Se cree que los síntomas de asma desarrollados por los profesionales que trabajan en contacto con esa sustancia pueden deberse a la exposición continua a la lejía que es 300 veces mas toxico que el ClO2.

 

Con base a esta breve reseña sobre lo que es el dióxido de cloro y su capacidad biocida, no son de extrañar los resultados obtenidos por los médicos de la Asociación Ecuatoriana de Especialistas en Medicina Integral (AEMEMI): quienes afirman la administración del CDS en diluciones apropiadas y seguras es una alternativa efectiva y de bajo costo que puede contribuir rápidamente a la restauración de la salud del individuo infectado por el coronavirus humano tipo 2, y se asume que puede promover la reducción de la morbilidad y la mortalidad, las hospitalizaciones por COVID-19 en su mayoría, hasta 4 días (AEMEMI 2020).

 

Mediante las pruebas de las publicaciones científicas disponibles que demuestran la eficacia del ClO2 para eliminar diferentes patógenos (Kullai-Kály et al 2020), incluido el SARS-CoV (Tablas 1, 2, 3 y 4; Patente Taiko Pharmaceutical 2008), así como el trabajo que confirma la seguridad del uso del dióxido de cloro para la potabilización del agua y, más recientemente, el trabajo mencionado de la AEMEMI, evaluamos positivamente y con gran potencial biocida el uso de la solución acuosa de ClO2 (CDS) para combatir los coronavirus (AEMEMI 2020, EPA 2000, OMS 2005, OMS 2002).

 

En este contexto, nos sorprende que las menciones de que órganos oficiales como los Ministerios de la Salud, la OPS/OMS y las Agencias reguladoras y/o las entidades sanitarias no recomienden el uso de ClO2 y todas, en lugar de recomendar, llaman la atención acerca de la toxicidad y el peligro de este, pero, en sus discursos, no indican claramente de qué forma, Dosis  y por cual vía de administración el ClO2 es realmente tóxico. Sin embargo, todo nos lleva a entender que se refieren a la forma pura y concentrada de este gas en el aire y no a la fórmula estandarizada por Dr. Kalcker: la solución acuosa de dióxido de cloro (CDS), a 3.000 ppm.

 

De esta forma, para contribuir a aclarar los conceptos, invitamos a todos los organismos oficiales a que conozcan los trabajos de Dr. h.c. Andreas Kalcker con la solución acuosa que contiene dióxido de cloro gaseoso (CDS). Ciertamente, después de tener este conocimiento, creemos que definitivamente, estos Organismos, que deben apreciar la salud, comprenderán naturalmente el potencial de esta solución para uso humano y a partir de entonces, podrán revisar sus documentos que pueden estar en desacuerdo con la realidad científica publicada y las experiencias médicas actuales y tal vez puedan ofrecer esta información de manera más clara y asertiva en sus artículos publicados en los sitios web oficiales o incluso en sus documentos.
1.3. Puntos Claves para reflexión

Ante el grave escenario al que se exponia todo el mundo con la pandemia de coronavirus, nos dirigimos a las autoridades e instituciones responsables de la salud humana que dirigen las principales instituciones para hacerles las siguientes preguntas:

 

 

  • ¿Cuál puede ser el objetivo/impacto de revelar un documento con información que puede ser mal interpretada?
  • ¿Hay un propósito de ocultar y/o traducir el conocimiento científico de manera que cause dudas o daño a la salud de miles de personas, e impedirles que se beneficien de algo que realmente puede salvar vidas?
  • ¿Cuál es el propósito para no usar las llamadas opciones «no convencionales», pero potencialmente prometedoras y con evidencia clínica probada por los médicos que están en la primera línea de combate con COVID-19?

Con el propósito legalmente establecido de salvar vidas, no es lógico, ni saludable ni menos aún una acción humanitaria y compasiva, ante una situación de emergencia pública mundial, que los malentendidos en la traducción de los conocimientos científicos se produzcan con algún propósito que no sea la preservación de la vida. Consideramos que estos conceptos que generan malentendidos pueden estar causados debido a la falta de conocimiento de la literatura existente (a pesar de que está abierta a la consulta pública). Recordando: sólo en la base PubMed, hay más de 1.300 documentos publicados utilizando sólo el descriptor «dióxido de cloro».

 

 

Suponiendo el caso que el equipo encargado de redactar los documentos oficiales, los artículos, los informes publicados en los sitios web de organismos oficiales como la OPS/OMS de los países miembros, los Ministerios de Salud y los organismos reguladores de la salud, no tuvieran conocimiento de los artículos y patentes (cosa que no les exime de responsabilidad legal) donde prueban la no toxicidad en estas dosis y los posibles beneficios del dióxido de cloro para la salud humana y que, por lo tanto, estos equipos encargados aún no consideran la potencialidad del ClO2 para la lucha contra el coronavirus tipo 2, como ha hecho la AEMEMI y el equipo de Médicos e Investigadores que firman el presente dossier, los invitamos a reflexionar acerca de lo siguiente: 

 

 

  • Existen muchas bases científicas para el acceso público, con muchos artículos disponibles de forma gratuita, que contengan la información necesaria para la producción de un documento que sirva de apoyo a una decisión en la gestión pública, ¿por qué estas bases no fueron consultadas o fueron mal analizadas o simplemente no fueron consideradas? ¿Por qué razón? Después de todo, es una decisión importante el uso o la prohibición de una sustancia para la salud humana, en un contexto de emergencia pública mundial para superar el COVID-19.
  • ¿Cómo es posible que los organismos sanitarios oficiales, legalmente responsables, tomaran una decisión tan importante sin un análisis exhaustivo de los efectos que generaría la prohibición de una sustancia que simplemente podría poner fin a la pandemia de manera rápida, segura y eficaz?.
  • El hecho es que cualquier neófito en la materia que lea las diferentes publicaciones oficiales provenientes de algunos organismos de salud sobre el ClO2, naturalmente tendrá miedo de consumir este producto porque piensa que es tóxico y perjudicial para la salud, y que podría poner en peligro su vida. Asimismo, un profesional de la salud también temería utilizarlo en su práctica terapéutica, con tal de no perder su licencia medica.

Con base a la información disonante e incoherente cuando se compara con lo que realmente se conoce sobre el CDS y su potencialidad es que nosotros, profesionales de la salud en la intención de dar respetuosamente nuestra contribución para que las instituciones rectoras de la salud revisen su documentación y directrices publicadas oficialmente para promover la información más clara y veraz sobre el uso, la eficacia y la seguridad del ClO2 para el consumo humano por vía oral (CDS), de acuerdo con lo normalizado por Kalcker (2020 – Sobre evaluación: /11136-CH_Antrag_auf_Patenterteilung.pdf), compartimos a continuación un resumen de los hechos científicos clave y la evidencia de que el CDS es eficaz contra varios patógenos, incluyendo el coronavirus humano tipo 2, agente etiológico de SARS-CoV2.

 

Desafortunadamente, la forma como se todavia se difunde la información sobre ClO2 genera dudas falsas y sobre todo nos revela, a quienes entienden el tema bajo los aspectos científicos, que la desinformación generada parece planificada a propósito.

1.4.¿Qué es la Solución de Dióxido de Cloro (CDS) y cuáles son las diferencias con la Solución Mineral Milagrosa (MMS)?

Hace más de 17 años, Andreas Ludwig Kalcker inició investigaciones científicas para estudiar la aplicabilidad del ClO2 y sus diluciones, para que pueda ser utilizado de forma segura para el consumo humano. Sobre estos estudios, ha desarrollado 4 patentes, de las cuales 3 están publicadas y una está pendiente de aprobación. Estos estudios se basan en los niveles de toxicidad seguros establecidos por la base de datos de toxicología alemana Gestis (IFA 2020), y tienen en cuenta otros estudios de referencia ya desarrollados, por ejemplo, por la OMS (2000, 2005) y de la EPA (2000).

 

Estos estudios confirman la no toxicidad de este gas en solución acuosa para el consumo humano y establecen, por ejemplo, que la dosis segura es de 0,3 mg/L para ser utilizada para la potabilidad del agua. Los estudios de Kalcker y las experiencias clínicas de Médicos, recomiendan utilizar 10 mí de esta solución concentrada, diluida en 1000 mí de agua como uno de los protocolos para combatir el SARS-COV 2. En esta recomendación específica, se permite al final, el consumo de 30 mg/día, dividida en 10 dosis de 100mL, que es segura y no es tóxica basado en referencias científicas reconocidas (Lubbers & Bianchine 1984; Ma et al 2017).

La controversia innecesaria y sus consecuencias

Contextualizando el origen de la equivocada controversia que ha surgido sobre el tema del «dióxido de cloro», es importante aclarar: 

Históricamente, un producto llamado «solución mineral milagrosa» (MMS) ha sido objeto de mucha controversia en los medios de comunicación de todo el mundo porque se vende como «medicina».

A menudo vemos noticias en Internet que confunden la «solución mineral milagrosa» (MMS = acido citrico + clorito de sodio + agua) con la «solución de dióxido de cloro» (CDS = ácido clorhídrico + clorito de sodio + agua) y esta última con hipoclorito de sodio (lejía). Las diferencias principales entre el MMS y el CDS pueden ser conferidas en la tabla 1:

Características generales

MMS

CDS

Concentración de ClO2 (parte por millón – ppm)

No se conoce

3.000 ppm

Ph

Ácido

Neutro (7)

Residuos

Cloratos, cloruro

Sin residuos

Son preocupantes las consecuencias y el impacto de estos fallos en la traducción de los conocimientos científicos en un momento de emergencia de salud pública mundial, cuando la vida de muchas personas está en peligro. 

Por lo anterior, es urgente que todas las instituciones están alerta a través de la calificación previa de la información que se publica para que no haya fallas en la traducción del conocimiento científico, generando así espacio para dudas y malas interpretaciones a través de los medios de comunicación, con serias consecuencias e influyendo negativamente en la toma de decisiones de los gestores.

Si usáramos hipoclorito de sodio (NaClO) con ácido clorhídrico en el agua, la solución contendría Cl2 + NaCl + H2O. El Cl2 es un gas tóxico que reacciona con sustancias orgánicas, principalmente en medios acuosos donde puede formar ácidos tóxicos.

Aunque tengamos claras las diferencias bioquímicas muy bien establecidas, muchos siguen confundiendo algunas sustancias químicas con el ClO2 (Tabla 2):

COMPUESTOS QUÍMICOS

CARACTERÍSTICAS BIOQUÍMICASPerclorato de sodioClorato de sodio

Clorito de

sodio

Hipoclorito

de sodio

Cloruro de sodioCloro

Dióxido de cloro

Estructura 
Fórmula químicaNaClO4NaClO3NaClO2NaClONaClCl2ClO2
Peso molecular122.44 g/mol106.44 g/mol90.44 g/mol74.44 g/mol58.44 g/mol70.9 g/mol67.45 g/mol

2. Efectividad, seguridad y toxicidad del Dióxido de Cloro

2.1. Acción frente a virus

La mayoría de los virus se comportan de manera similar porque, una vez que infectan la célula, el ácido nucleico del virus se hace cargo de la síntesis de las proteínas de la célula. 

Ciertos segmentos del ácido nucleico del virus son responsables de la replicación del material genético de la cápside (spike), una estructura cuya función es proteger el genoma viral durante su transferencia de una célula a otra y ayudar en su transferencia entre las células huéspedes.

Cuando el ClO2 se encuentra con un virus o una célula infectada, se produce un proceso de desnaturalización muy similar a la fagocitosis porque es un oxidante selectivo (Noszticzius et al 2013).

2.2. Estudios pre-clínicos

Los estudios pre-clínicos que exploran la toxicidad del ClO2 no suelen encontrar efectos adversos cuando los animales se exponen a diferentes concentraciones de este biocida. Vamos aquí referenciar algunos de los más importantes. Ogata (2007) expuso 15 ratas a 0,03 ppm de ClO gaseoso durante 21 días.

 

 

El examen microscópico de las muestras histopatológicas de los pulmones de estas ratas mostró que sus pulmones eran «completamente normales». En otro estudio preclínico, Ogata y colaboradores (2008) expusieron a ratas a 1 ppm de ClO2 gaseoso durante 5 horas al día, 5 días a la semana por un período de 10 semanas. No se observaron efectos adversos. Concluyeron que el «nivel sin efectos adversos observados» (NOAEL) del dióxido de cloro gaseoso es de 1 ppm, un nivel que se cree que no es tóxico para los seres humanos y que supera la concentración reportada de 0,03 ppm para protegerse contra la infección del virus de la gripe.

En estudios sobre ratas, Haller y Northgraves (1955) encontraron que la exposición a largo plazo (2 años) a 10 ppm de dióxido de cloro no produce efectos adversos. Sin embargo, las ratas expuestas a 100 ppm mostraron un aumento de la tasa de mortalidad.

 

Musil et al (2004) informaron de que altas dosis (200-300 mg/kg) de clorito de sodio causaron la oxidación de la hemoglobina a metahemoglobina. Sin embargo, cuando las ratas bebieron agua durante 40 días con niveles variables de dióxido de cloro (que oscilaban entre 0,175 y 5 ppm), no se observaron cambios en los parámetros hematológicos. En otro estudio, los pollos y las ratas que bebieron diariamente dióxido de cloro en el agua potable en concentraciones tan altas como 1000 ppm durante 2 meses no produjeron metahemoglobina. Richardson (2004) informó que altas dosis de clorato de sodio oral (NaClO₃) (que no es lo mismo que el clorito de sodio – NaClO2) ClO2 produjo metahemoglobinemia y nefritis (US Department of health and human service, 2004).

 

Fridliand & Kagan (1971) informó de que las ratas que consumieron por vía oral 10 ppm de solución de ClO2 durante 6 meses no tuvieron efectos adversos para la salud. Cuando se aumentó la exposición a 100 ppm, la única diferencia entre el grupo de tratamiento y el grupo de control fue un aumento de peso más lento en el grupo de tratamiento. En un esfuerzo por simular el estilo de vida humano convencional, Akamatsu et al (2012) expusieron a las ratas al gas de dióxido de cloro en una concentración de 0,05 – 0,1 ppm, las 24 horas del día y los 7 días de la semana durante un período de 6 meses. Concluyeron que para las ratas la exposición de todo el cuerpo al dióxido de cloro gaseoso de hasta 0,1 ppm durante un período de 6 meses no es tóxica. 

 

Dosis mayores de solución de ClO2 (por ejemplo, 50-1000 ppm) pueden producir cambios hematológicos en los animales, incluyendo la disminución del recuento de glóbulos rojos, metahemoglobinemia y anemia hemolítica si se respira de forma prolongada. También se observaron niveles reducidos de tiroxina sérica en monos expuestos a 100 ppm en el agua potable y en crías de rata expuestas a concentraciones de hasta 100 ppm a través del gavage o indirectamente a través del agua potable de sus presas (US Department of health and human service, 2004). Sin embargo las Dosis excesivas causan mal sabor y los monos lógicamente bebían menos agua cosa que no se reflejo en los estudios.

 

Moore & Calabrese (1982) estudió los efectos toxicológicos del ClO2 en las ratas y observó que al exponer a las ratas a un nivel máximo de 100 ppm mediante el agua potable y ni las ratas A/J ni C57L/J mostraron ningún cambio hematológico. También se encontró que las ratas expuestas a hasta 100 ppm de clorito de sodio (NaCIO2) en su agua potable durante un máximo de 120 días no podían demostrar ningún cambio histopatológico en la estructura de los riñones.

Shi e Xie (1999) indicó que un valor agudo de LD50 oral (que se espera resulte en la muerte del 50% de los animales dosificados) para el dióxido de cloro estable era >10.000 mg/kg en ratones. En las ratas, los valores orales agudos de LD50 para el clorito de sodio (NaClO2) oscilaron entre 105 y 177 mg/kg (equivalente a 79-133 mg de clorito/kg) (Musil et al 1964, Seta et al 1991. No se observaron muertes relacionadas con la exposición en ratas que recibieron dióxido de cloro en el agua potable durante 90 días a concentraciones que dieron lugar a dosis de hasta aproximadamente 11,5 mg/kg/día en los hombres y 14,9 mg/kg/día en las mujeres (Daniel et al 1990).

2.3. Estudios clínicos

Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la toxicidad a corto plazo del ClO2 fue evaluada en estudios realizados en seres humanos por Lubbers et al (1981, 1982, 1984a y Lubbers & Bianchine 1984c). En el primer estudio (Lubbers et al 1981, publicado también como Lubbers y otros 1982), un grupo de 10 hombres adultos sanos bebió 1.000 mL (divididos en dos porciones de 500 mL, separadas por 4 horas) de una solución de 0 ó 24 mg/L de dióxido de cloro (0,34 mg/kg, suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg). En el segundo estudio (Lubbers et al 1984a), grupos de 10 hombres adultos recibieron 500 mL de agua destilada que contenía 0 ó 5 mg/L de ClO2 (0,04 mg /kg día suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg) durante 12 semanas. 

 

 

En ningún estudio se encontraron cambios fisiológicamente pertinentes en la salud general (observaciones y examen físico), los signos vitales (presión arterial, frecuencia del pulso, frecuencia respiratoria y temperatura corporal), los parámetros químicos clínicos del suero (incluidos los niveles de glucosa, nitrógeno ureico y fósforo), la fosfatasa alcalina y la aspartato y la alanina aminotransferasa), la triyodotironina sérica (T3) y la tiroxina (T4), ni los parámetros hematológicos (EPA, 2004).

 

Michael et al (1981), Tuthill et al (1982) y Kanitz et al (1996) examinaron los efectos del agua potable desinfectada con ClO2. Michael et al (1987) no encontró anormalidades significativas en los parámetros hematológicos o en la química del suero. Tuthill y sus colaboradores (1982) compararon retrospectivamente los datos sobre la morbilidad y la mortalidad de los recién nacidos en dos comunidades: una que utiliza cloro y otra que utiliza ClO2 para purificar el agua. Al revisar este estudio, la EPA no encontró diferencias entre estas comunidades (US Department of Health and Human Service, 2004). 

 

 

Kanitz et al (1996) estudió los nacimientos en dos hospitales italianos donde el agua se purificaba con cloro o ClO2. Aunque los autores concluyeron que los bebés nacidos de madres que consumieron agua potable tratada con ClO2 durante el embarazo supestamente corrían un mayor riesgo de ictericia neonatal, una reducción de la circunferencia craneal y de la longitud del cuerpo, sin embargo la EPA escribió que las variables confusas impedían la posibilidad de sacar conclusiones de este estudio (US Department of Health and Human Service, 2004).

 

 

La supervivencia no disminuyó significativamente en los grupos de ratas expuestas al clorito (como el clorito de sodio) en el agua potable durante dos años a concentraciones que dieron lugar a dosis estimadas de clorito de hasta 81 mg/kg/día. 

 

En otro estudio, Kurokawa y otros (1986) observaron que la supervivencia no se veía afectada negativamente en ratas que recibían clorito de sodio en el agua potable en concentraciones que daban lugar a dosis estimadas de clorito de hasta 32,1 mg/kg/día en los machos y 40,9 mg/kg/día en las hembras”.

 

 

La exposición de las ratas al clorito de sodio durante un período de hasta 85 semanas a concentraciones que dan lugar a dosis estimadas de clorito de hasta 90 mg/kg/día no ha afectado a la supervivencia (Kurokawa et al. 1986). 

 

Según Lubbers et al 1981, no hubo signos de efectos hepáticos adversos (evaluados en pruebas de química sérica) en varones adultos que consumieron ClO2 en solución acuosa, lo que dio lugar a una dosis de aproximadamente 0,34 mg/kg o en otros varones adultos que consumieron aproximadamente 0,04 mg/kg/día durante 12 semanas. Los mismos investigadores administraron clorito a hombres adultos sanos y no encontraron pruebas de efectos hepáticos adversos después de que cada individuo consumiera un total de 1.000 mL de una solución que contenía 2,4 mg/L de clorito (aproximadamente 0,068 mg/kg) en dos dosis (separadas por 4 horas), o en otros hombres normales o con deficiencia de G6PD que consumieron aproximadamente 0,04 mg/kg/día durante 12 semanas (Lubbers et al 1984a, 1984b).

 

 

No se observaron signos de deterioro de la función hepática inducida por el ClO2 o el clorito entre los habitantes de las aldeas rurales que estuvieron expuestos durante 12 semanas a través del ClO2 en el agua potable a concentraciones semanales medidas de 0,25 a 1,11 mg/L (ClO2) o de 3,19 a 6,96 mg/L (clorito) (Michael et al 1981). En este estudio epidemiológico, los niveles de ClO2 en el agua potable antes y después del período de tratamiento fueron <0,05 mg/L. El nivel de clorito en el agua potable era de 0,32 mg/L antes del tratamiento con ClO2. A la semana y a las dos semanas de suspender el tratamiento, los niveles de clorito cayeron a 1,4 y 0,5 mg/L, respectivamente.

 

 

En su documento oficial titulado «Manual de bioseguridad en el laboratorio» (página 93), la OMS (2005) habla sobre el ClO2:

“El dióxido de cloro (ClO2) es un poderoso germicida, desinfectante y oxidante de acción rápida que suele tener actividad en concentraciones inferiores a las necesarias en el caso del cloro blanqueador. La forma gaseosa es inestable y se descompone en gas cloro (Cl2) y gas oxígeno (O2), produciendo calor. Sin embargo, el ClO2 es soluble en agua y estable en solución acuosa.

 

 

Generalmente se puede obtener de dos maneras:

 

1) Por generación in situ, mezclando dos componentes diferentes, el ácido clorhídrico (HCl) y el clorito de sodio (NaClO2) como mezcla.

2) Generado de forma estabilizada, que se activa de forma electrolítica en en agua en el laboratorio. 

 

El ClO2 es el más selectivo de los biocidas oxidantes. El ozono y el cloro son bastante más reactivos que el ClO2 y reaccionan con la mayoría de los compuestos orgánicos. 

 

 

Por el contrario, el ClO2 sólo reacciona con compuestos de azufre reducidos, aminas secundarias y terciarias y otros compuestos orgánicos muy reducidos y reactivos. 

 

 

Por lo tanto, con el ClO2 se puede obtener menos residuo y es más estable en dosis mucho más bajas que cuando se utiliza cloro u ozono. Si se genera correctamente, el ClO2, debido a su selectividad, puede ser utilizado más eficazmente que el ozono o el cloro en casos de mayor carga de materia orgánica”.

 

 

Sobre la base de la Estrategia de la OMS sobre la medicina tradicional 2014-2023 (OMS 2013), que reconoce las prácticas relacionadas con la medicina tradicional, complementaria e integradora o «no convencional» como una parte importante de los servicios de salud, a fin de integrarlas continuamente con los diversos países miembros signatarios de esta iniciativa, ponemos aquí el potencial de la solución acuosa de ClO2 (Kalcker 2017) como potente biocida y, por lo tanto, como una alternativa complementar segura para combatir el SARS-CoV2. 

 

 

El ClO2 puede combatir los virus mediante el proceso de oxidación selectiva a través de la desnaturalización de las proteínas de la cápside y la posterior oxidación del material genético del virus, dejándolo inactivo. Como no hay una posible adaptación del virus al proceso de oxidación, es imposible que desarrolle resistencia al ClO2, se convierte en un tratamiento prometedor para cualquier cepa de virus.

 

 

Hay suficientes pruebas científicas de que el ClO2 es eficaz contra el coronavirus del SARS-CoV-2 y otros:

Aparicio et. al. ( trilogia) demosto en mas de 3000 personas que es eficaz tanto para prevenir, tratar y para secuelas (Long covid) del Sars Cov-2, donde ha podido evidenciar en 1136 Pacientes infectados y con sintomas de Covid una eficacia del 99,3% con un tiempo medio de recuperacion de 4 Dias.

 

 

Wang y colaboradores (2005) estudiarán las condiciones de persistencia del SARS-CoV-2 en diferentes ambientes y su completa desactivación por efecto de oxidantes como ClO2; El Departamento de Microbiología y Medicina de la Universidad de Nueva Inglaterra investigó la desactivación de los rotavirus humanos y de los simios (SA-11) por el ClO2. Los experimentos se llevaron a cabo a 4°C en un tampón estándar de fosfato-carbonato. Ambos virus se desactivaron rápidamente en sólo 20 segundos en condiciones alcalinas, con concentraciones de ClO2 que oscilaban entre 0,05 y 0,2 mg/L (Chen & Vaughn 1990);

 

 

La Universidad Japonesa de Tottori evaluó la actividad antiviral del ClO2 en solución acuosa y del hipoclorito de sodio contra el virus de la gripe humana, el sarampión, el virus de la distemperosis canina, el herpesvirus humano, el adenovirus humano, el adenovirus canino, el calicivirus felino y el parvovirus canino; 

 

 

El ClO2 en concentraciones que van de 1 a 100 ppm produjo una poderosa actividad antiviral, inactivando > o = 99,9% de los virus en sólo 15 segundos de tratamiento. La actividad antiviral del ClO2 era aproximadamente 10 veces mayor que la del NaClO (Sanekata et al 2010). 

 

 

La Universidad Italiana de Parma ha realizado estudios sobre la desactivación de virus resistentes a los agentes oxidantes, como el virus Coxsackie, el virus de la hepatitis A (VHA) y el calicivirus felino: los datos obtenidos de los estudios muestran lo siguiente: Para la completa inactivación del VHA y el calicivirus Felino, se requieren concentraciones > o = 0.6 mg / L. Pruebas similares para Coxsackie B5 dieron los mismos resultados. Sin embargo, para el calicivirus felino y el VHA, en bajas concentraciones de desinfectante, toma aproximadamente 20 minutos obtener una reducción del 99,99% de la carga viral (Zoni et al 2007); 

 

 

El Instituto de Salud Pública y Medicina Ambiental en Tainjin, China, realizó un estudio para dilucidar los mecanismos de desactivación del virus de la hepatitis A (VHA) mediante el uso de ClO2, observando la destrucción completa de la antigenicidad después de 10 minutos de exposición con 7,5 mg de ClO2 por litro (Li et al 2004); 

 

 

El Departamento de Biología de la Universidad Estatal de Nuevo México (EE.UU.) realizó un estudio sobre la desactivación de poliovirus con ClO2 y yodo. Concluyó que el ClO2 desactivaba el poliovirus reaccionando con el ARN viral y afectando la capacidad del genoma viral para actuar como modelo de síntesis de ARN (Alvarez ME & O’Brien RT 1982) Taiko Pharmaceutical Co., Ltd., Seikacho, Kyoto, Japón demuestra en este estudio que el gas ClO2 en concentraciones extremadamente bajas, sin ningún efecto dañino para la salud humana, produce un fuerte efecto desactivador en las bacterias y los virus, reduciendo significativamente la cantidad de microbios viables en el aire en el centro quirúrgico de un hospital (Taiko Pharmaceutical 2016).ClO2

2.4. Toxicidad

La toxicidad LD50 (índice de toxicidad aguda) establecida por la base de datos de toxicología alemana GESTIS para el ClO2 es de 292 mg por kilogramo durante 14 días, cuando el equivalente en un adulto de 50 kg sería de 15.000 mg durante 14 días (IFA 2020). De acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU., el ClO2 actúa rápidamente cuando entra en el cuerpo humano. El ClO2 se transforma rápidamente en iones de clorito, que a su vez se descomponen en iones de cloruro. El cuerpo utiliza estos iones utiles para muchos propósitos elementales. Estos iones de cloruro (sal comun) salen del cuerpo en horas o días, principalmente a través de la orina (EPA 1999).

 

 

La toxicidad a corto plazo del ClO2 ha sido evaluada en estudios en seres humanos por los grupos de investigación de Lubbers y colaboradores:

En el primer estudio (Lubbers et al 1981; publicado también como Lubbers et al 1982), un grupo de 10 hombres adultos sanos bebió 1.000 mL (divididos en dos porciones de 500 mL, separadas por 4 horas) de una solución de ClO2 24 mg/L (0,34 mg/kg, suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg). En el segundo estudio (Lubbers et al 1984a), grupos de 10 hombres adultos recibieron 500 mL de agua destilada que contenía 0 o 5 mg/kg-día de ClO2 (0,04 mg/kg-día suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg) durante 12 semanas. En ningún estudio se encontraron cambios fisiológicamente pertinentes en la salud general (observaciones y examen físico), los signos vitales (presión arterial, frecuencia del pulso, frecuencia respiratoria y temperatura corporal), los parámetros químicos clínicos del suero (incluidos los niveles de glucosa, nitrógeno ureico y fósforo), la fosfatasa alcalina y la aspartato y la alanina aminotransferasa), la triyodotironina sérica (T3) y la tiroxina (T4), ni los parámetros hematológicos (EPA 2000).

 

 

Ma et al (2017) evaluaron la eficacia y la seguridad de una solución acuosa de ClO2 que contenía 2.000 ppm. La actividad antimicrobiana fue del 98,2% en concentraciones de entre 5 y 20 ppm para las bacterias fúngicas y los virus H1N1. En una prueba de toxicidad por inhalación, 20 ppm de ClO2 durante 24h no mostró ninguna mortalidad o anomalía en los síntomas clínicos y/o en el funcionamiento de los pulmones y otros órganos. Una concentración de CLO2 de hasta 40 ppm en el agua potable no mostró ninguna toxicidad oral subcrónica. 

 

 

Taylor y Pfohl, 1985; Toth y otros, 1990), Orme y otros, 1985; Taylor y Pfohl, 1985; Mobley y otros, 1990) estudiaron la toxicidad del dióxido de cloro, en varios órganos del cuerpo, en diferentes etapas de desarrollo de los especímenes animales estudiados, y comunicaron un Nivel de Efectos Adversos Observados Mínimos (LOAEL) para estos efectos de 14 mg kg-1 día-1 de dióxido de cloro.

 

 

Mientras que Orme, y otros (1985) identificaron un Nivel de Efectos Adversos No Observados (NOAEL) de 3 mg kg-1 día-1. La experiencia clínica de los mas de 5000 médicos de La COMUSAV en América Latina, durante los últimos dos años, sugiere que la ingestión de 30 mg día-1 de dióxido de cloro disuelto en un litro de agua y bebido durante diez eventos a lo largo del día como un tratamiento exitoso para COVID-19, que está  14 veces por debajo de la dosis considerada como LOAEL.

 

 

Por lo tanto, tras  la extensa revisión de la literatura confirma que el uso de dióxido de cloro ingerido a una dosis de 50 mg /día en un adulto definitivamente no representa un riesgo de toxicidad para la salud humana por ingestión y sí representa un tratamiento muy eficaz para COVID-19.

3. Observaciones, precauciones y contraindicaciones siguiendo las experiencias médicas

Siguiendo las experiencias médicas, hemos realizado las siguientes observaciones:

 

 

  • Se recomienda para generar el dióxido de cloro la mezcla entre el clorito de sodio (NaClO2) y un activador (ácido clorhídrico) o en su forma electrolítica (la ideal). Lo que se utiliza para hacer el CDS, es el gas de dióxido de cloro saturado en el agua con pH neutro;
  • No recomendamos que nadie ingiera hipoclorito sódico (NaClO) u otra sustancia química cualquiera;
  • Nunca inhalar de manera masiva el gas dióxido de cloro, durante tiempo prolongado, ya que puede causar irritación en la garganta y dificultades respiratorias. En pequeñas cantidades durante breve tiempo es inocuo, como lo demuestran los estudios del Dr. Norio Ogata;
  • Preferentemente, no mezclar CDS con:  vitamina C, bicarbonato, ácido ascórbico, zumo de naranja, conservantes u suplementos acidos (antioxidantes). Aunque no suelen hacer interacción, pueden neutralizar la eficacia del dióxido de cloro;
  • Recomiendamos cuidar de la alimentación en contenido y cantidad;
  • La primera recomendación debe ser: El Dióxido de Cloro (ClO2) en forma de CDS preferiblemente debe ser administrado bajo observacion y seguimiento médico, 
  • No se promueve aquí el autotratamiento illegal, se promueve un conocimiento universal científico, capaz de cambiar el mundo para mejor.

4. Hechos legales y derechos humanos internacionales

Los avances y descubrimientos científicos son constantes, y en el ámbito de la salud, el pronto acceso a los mismos por el personal sanitario y los pacientes se torna primordial y apremiante, siendo lógico y obligado, por puro sentido humanitario y conforme a rigor científico, probar con sustancias como el Dióxido de Cloro  (ClO2) del que hay evidencia demostrada de su eficacia y utilidad. En la historia de la medicina ha sido constante la supremacía del criterio del “recurso compasivo” frente al criterio del “recurso perfectamente contrastado”.

El artº 32 y 37 de la Declaración de Helsinki de 1964 así lo permiten en el caso de «Intervención No Comprobada
»(INC),«Cuando en la atención de un paciente las intervenciones probadas no existen u otras intervenciones conocidas han resultado ineficaces, el médico, después de pedir consejo de experto, con el consentimiento informado del paciente o de un representante legal autorizado, puede permitirse usar intervenciones no comprobadas, si, a su juicio, ello da alguna esperanza de salvar la vida, restituir la salud o aliviar el sufrimiento».

 

Los médicos, conforme a la declaración de Ginebra de 1948, ante pacientes cuya salud y vida están en peligro , tienen la obligación de usar todos los medios y productos de que dispongan, que ofrezcan indicios de efectividad y en mayor medida ante una emergencia médica, ya que conforme al deber de fraternidad y ayuda humanitaria no puede limitarse ni negarse el uso del Dióxido de Cloro (ClO2), cuya no toxicidad ha sido documentada y cuya eficacia y seguridad ha sido demostrada en los estudios y prácticas llevadas a cabo en diferentes países.

 

En la misma medida los Estados, Instituciones y Organizaciones no pueden restringir ni impedir su uso ante las evidencias clínicas existentes, pues de lo contrario incumplirían las obligaciones asumidas en los textos internacionales y nacionales, incurriendo en la vulneración de derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la salud así como del derecho de autodeterminación del paciente y autonomía profesional e independencia clínica.

 

Conforme a lo expuesto el ejercicio de la profesión médica implica una vocación de servicio a la humanidad, siendo su mayor preocupación la salud y la vida del paciente, debiendo velar por el beneficio de los intereses de los ciudadanos, poniendo a su disposición los conocimientos médicos en el marco de la autonomía profesional e independencia clínica. En el marco legal actualmente existente, plenamente aplicable y exigible, la profesión médica debe disponer de libertad profesional sin interferencias en la atención y tratamiento de los pacientes, al ostentar el privilegio de usar su juicio y discreción profesional para tomar las decisiones clínicas y éticas necesarias.

 

 

A los médicos se les confiere legalmente un alto grado de autonomía profesional e independencia clínica, por lo que pueden hacer recomendaciones basadas en sus conocimientos y experiencia, evidencia clínica y comprensión holística de los pacientes, incluido lo mejor para ellos sin influencia externa indebida o inapropiada, y tomar medidas apropiadas para asegurar que sistemas eficaces estén implementados.

 

 

Todo paciente tiene derecho a ser atendido por un médico que él sepa que tiene libertad para dar una opinión clínica y ética, sin ninguna interferencia exterior. El paciente tiene derecho a la autodeterminación y a tomar decisiones libremente en relación a su persona. Los pacientes en el libre ejercicio de su derecho a la autonomía tienen derecho a disponer de su cuerpo debiendo respetarse sus decisiones, estando plenamente amparado para impedir que terceros intervengan en su cuerpo sin su consentimiento, debiendo ser informado adecuadamente sobre la finalidad de la intervención, la naturaleza, sus riesgos y consecuencias. 

 

 

El derecho a la salud requiere que los gobiernos cumplan con las obligaciones que tienen asumidas en los referidos pactos, para que los bienes y servicios de salud estén disponibles en cantidad suficiente, con acceso público, y de buena calidad, conforme a lo dispuesto en la Observación General 14 del Comité del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

 

 

Todo ello amparado en las disposiciones que se relacionan y cuyos contenidos esenciales se extractan a continuación;

  • Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948.
  • Declaración americana de los derechos y deberes del hombre, Bogotá, 1948.
  • Convención Americana sobre Derechos Humanos, San José (Costa Rica), del 7 al 22 de noviembre 1969.
  • Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y culturales de 16 de diciembre de 1966.
  • El Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales Roma de 4 de noviembre 1950.
  • Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos de 16 de diciembre de 1966.
  • Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina de 4 de abril de 1997, Convenio de Oviedo.
  • Código de ética de Nuremberg de 19 de agosto de 1947.
  • Declaración de Ginebra de 1948.
  • Código internacional de ética médica de octubre de 1949.
  • Declaración de Helsinki adoptada por la 18ª Asamblea Médica Mundial, de1964.
  • Informe Belmont de Abril 18 de 1979.
  • Declaración de Lisboa de la AMM sobre los Derechos del Paciente de 1981.
  • Declaración de la AMM sobre la Independencia y Libertad Profesional del Médico de 1986.
  • Declaración de Madrid de la AMM sobre la Autonomía y Autorregulación profesionales de 1987.
  • Declaración de Seul de la AMM sobre la Autonomía Profesional y la Independencia Clínica de 2008.
  • Declaración de Madrid de la AMM sobre Regulación Profesional de 2009.
  • Declaración de la AMM sobre la relación entre el derecho y la ética de 2003.
  • Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO de 2005.
  • Reglamento Sanitario Internacional de 2005.

El Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y culturales de 16 de diciembre de 1966, firmado por Ecuador el 24 del 9 de 1968 y ratificado el 11 de junio de 2010, reconoce el derecho de toda persona al disfrute del mas alto nivel posible de salud física y mental; artº12 «1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.»y el deber de proteger este derecho por el estado por un sistema global de atención sanitaria, que esté a disposición de todos, sin discriminación y económicamente accesible artº 2:

 

1.«Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos.»

 

El Código internacional de ética médica de octubre de 1949, para que se hagan efectivos entre otros los artº 36 y 59 del referido texto;

artículo 36 del capítulo VII relativo a la atención médica al final de vida.

 

«1. El médico tiene el deber de intentar la curación o la mejoría del paciente, siempre que sea posible. Cuando ya no lo es, permanece la obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir su bienestar, aun cuando de ello pueda derivarse un acortamiento de la vida.

 

2. El médico no debe emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas perjudiciales para el enfermo, sin esperanza de beneficios, inútiles u obstinadas. Debe retirar, ajustar o no instaurar un tratamiento cuando el pronóstico limitado así lo aconseja. Debe adecuar las pruebas diagnósticas y las medidas terapéuticas y de sostén a la situación clínica del paciente. Debe evitar la futilidad, tanto cuantitativa como cualitativa.

 

 

3. El médico, tras una adecuada información al paciente, debe tener en cuenta su voluntad de rechazar cualquier procedimiento, incluso los tratamientos dirigidos a prolongar la vida.

 

4. Cuando el estado del paciente no le permite tomar decisiones, el médico debe tener en consideración, por orden de preferencia, las indicaciones anteriormente hechas por el enfermo, las instrucciones previas y la opinión del paciente en voz de sus representantes. Es deber del médico colaborar con las personas que tengan la misión de garantizar el cumplimiento de las voluntades del paciente»

 

– artº 59 del Capítulo XIV relativo a investigación médica;

 

«1.La investigación médica es necesaria para el avance de la medicina, siendo un bien social que debe ser fomentado y alentado. La investigación con seres humanos debe realizarse cuando el avance científico no sea posible por otros medios alternativos de eficacia comparable o en aquellas fases de la investigación en las que sea imprescindible.

 

2.El médico investigador debe adoptar todas las precauciones posibles para preservar la integridad física y psíquica de los sujetos de investigación. Debe tener especial cuidado en la protección de los individuos pertenecientes a colectivos vulnerables. El bien del ser humano que participe en una investigación biomédica, debe prevalecer sobre los intereses de la sociedad y de la ciencia.

 

3.‐ El respeto por el sujeto de investigación es el principio rector de la misma. Se deberá obtener siempre su consentimiento explícito. La información deberá contener, al menos: la naturaleza y finalidad de la investigación, los objetivos, los métodos, los beneficios previstos, así como los potenciales riesgos e incomodidades que le puede ocasionar su participación. También debe ser informado de su derecho a no participar o a retirarse libremente en cualquier momento de la investigación, sin resultar perjudicado por ello.

 

4.‐ El médico investigador tiene el deber de publicar los resultados de su investigación por los cauces normales de divulgación científica, tanto si son favorables como si no lo son. No es ética la manipulación o la ocultación de datos, ya sea para obtener beneficios personales o de grupo, o por motivos ideológicos.

 

«La Declaración de Lisboa de la AMM sobre los Derechos del Paciente de 1981,«Todo paciente tiene derecho a ser atendido por un médico que él sepa que tiene libertad para dar una opinión clínica y ética, sin ninguna interferencia exterior.El paciente tiene derecho a la autodeterminación y a tomar decisiones libremente en relación a su persona. El médico informará al paciente las consecuencias de su decisión. 

El paciente adulto mentalmente competente tiene derecho a dar o negar su consentimiento para cualquier examen, diagnóstico o terapia. El paciente tiene derecho a la información necesaria para tomar sus decisiones. El paciente debe entender claramente cuál es el propósito de todo examen o tratamiento y cuáles son las consecuencias de no dar su consentimiento»

 

La Declaración de la AMM sobre la Independencia y Libertad Profesional del Médico de 1986, conforme al cual; «Los médicos deben gozar de una libertad profesional que les permita atender a sus pacientes sin interferencias. 

El privilegio del médico de usar su juicio y discreción profesional para tomar las decisiones clínicas y éticas necesarias para la atención y tratamiento de sus pacientes, debe ser mantenido y defendido. Al garantizar la independencia y la libertad profesional para que el médico ejerza la medicina, la comunidad asegura la mejor atención médica para sus ciudadanos, lo cual a su vez, contribuye a una sociedad fuerte y segura.»

 

La Declaración de Madrid de la AMM sobre Regulación Profesional de 2009, reafirma la Declaración de Seúl sobre la autonomía profesional y la independencia clínica de los médicos al disponer

 

«A los médicos se les confiere un alto grado de autonomía profesional e independencia clínica, por lo que pueden hacer recomendaciones basadas en sus conocimientos y experiencia, evidencia clínica y comprensión holística de los pacientes, incluido lo mejor para ellos sin influencia externa indebida o inapropiada.»

 

Los principios universales que impregnan toda normativa deben cumplir con el respeto de las leyes humanitarias innatas en el inconsciente colectivo, como queda recogido en la máxima del juramento hipocrático «MANTENER el mayor respeto por la vida humana desde sus comienzos, aun bajo amenazas, y no utilizar los conocimientos médicos en contra de las leyes de la humanidad.»

 

Los valores éticos tienen primacía sobre las disposiciones legales limitantes como bien reconoce la Declaración de la AMM sobre la relación entre el derecho y la ética de 2003, la cual dispone «Cuando la legislación y la ética médica se encuentran en conflicto, los médicos deben tratar de hacer cambiar la legislación. Si se produce este conflicto, las responsabilidades éticas prevalecen sobre las obligaciones legales.»

 

Cuando un paciente ante una enfermedad busque alivio o salvar su vida y solicita probar una opción terapéutica de la cual hay indicios de utilidad, como ocurre con el Dióxido de Cloro (ClO2), es deber del médico apoyar al paciente, adquirir conocimiento, hacer estudios, y divulgarlo de acuerdo con el artº 27 de la Declaración Universal de Derechos humanos de 1948, para que todos se beneficien del progreso científico debe compartirse libremente la información para que se difundan en todos los países sin restricciones, «Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.»

5. Consideraciones finales

En vista del momento histórico que enfrentó toda la humanidad con la plandemia de Coronavirus y la urgente necesidad de salvar vidas, los recientes acontecimientos relacionados con el tratamiento de COVID-19 tanto en el ámbito médico como en el académico, y especialmente el objeto de este documento, que es proporcionar a las autoridades la información correcta sobre el dióxido de cloro para un uso humano correcto y seguro, vale la pena considerar algunas cuestiones fundamentales relacionadas con los derechos humanos y la práctica médica para la reflexión:

 

La adhesión a cualquier tratamiento depende del acuerdo y la colaboración tácita entre las partes: el médico y el paciente (o su tutor cuando se encuentre en condiciones especiales que no permitan una elección consciente de la intervención médica, por ejemplo, situaciones de pérdida de memoria, inconsciencia inducida o por trauma, en niños/niñas). Este acuerdo se acuerda libre y espontáneamente;

 

Basándose en su experiencia clínica, el médico tiene la libertad de prescribir lo que considere apropiado para el paciente, comunicando siempre la forma correcta de utilizar un medicamento, los posibles beneficios y riesgos de una intervención terapéutica. Por otra parte, el paciente, sobre la base de las explicaciones dadas, las creencias personales y la información complementaria, también tiene la libertad de aceptar o no cualquier forma de tratamiento indicado;

 

La práctica médica siempre debe basarse, siempre que sea posible, en datos científicos que apoyen las conductas diagnósticas y terapéuticas que se empleen. Sin embargo, en situaciones en las que no se dispone de pruebas científicas, o éstas no son fiables, corresponde al Doctor utilizar sus conocimientos, su experiencia previa y su sentido común para conducir la situación clínica de la manera que le parezca más apropiada. En este caso, es importante que el médico le pida al paciente que firme un Término de Consentimiento Libre e Informado (TCLI). Para esta conducta, el Doctor se apoya en la Declaración de Helsinki (Artículo 37) que nos dice: «En el tratamiento de un paciente individual, cuando se establece que no ha habido ninguna intervención u otras intervenciones conocidas que hayan sido ineficaces, el médico, tras solicitar el asesoramiento de expertos, con el consentimiento informado del paciente o de un representante autorizado, puede utilizar una intervención no probada si, a juicio del médico, ofrece la esperanza de salvar vidas, restablecer la salud o aliviar el sufrimiento.

 

Esta intervención debería ser objeto de investigación para evaluar su seguridad y eficacia.En todos los casos, la nueva información debe registrarse y, cuando proceda, ponerse a disposición del público”;

 

Respetando los aspectos mencionados, no podemos subestimar el hecho de que no hay suficiente evidencia en la literatura científica que indique el uso de los SCD para la profilaxis o el tratamiento etiológico de los casos de COVID-19 de cualquier gravedad, cuando observamos, por ejemplo, el informe técnico de los médicos de AEMEMI sobre la eficacia al 97% del tratamiento de pacientes con COVID-19 en 4 días en Guayaquil/Ecuador (AEMEMI 2020). Cabe mencionar que fue el primer grupo de investigación en el mundo que tiene la intención de llevar a cabo un estudio epidemiológico con CDS, otro estudio fue registrado con el número NCT043742 en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos/Instituto Nacional de Salud, en el Dr. Eduardo Insignares et. al. y titulado «Determinación de la Eficacia del Dióxido de Cloro Oral en el Tratamiento de COVID-19» Seguido por la trilogía de Aparicio et.al. con miles de pacientes. 

 

 

En resumen:

En vista de lo anterior, sobre la base de las pruebas presentadas aquí con evidente experiência por parte de Científicos y Profesionales de la Salud, asi como ya bien demonstrado em artículos científicos ya publicados, recomendamos el uso de la solución de dióxido de cloro (CDS), de acuerdo con el estandarizado por Dr. h.c. Andreas Ludwig Kalcker (2017), debidamente diluída y por lo tanto, respectandose las dosis seguras desde lo que ya se conoce de los estúdios de toxicidad, que según relatos de médicos de varios países ha demostrado ser segura para el consumo humano y además eficaz contra el COVID-19 cuando se consume correctamente en los protocolos normalizados internacionalmente.

 

Como ejemplo del uso consciente y compasivo del dióxido de cloro (ClO2), podemos citar el Estado Plurinacional de Bolivia, después de un proceso prolongado de debate y resolución en el marco del ejercicio de Derechos Humanos y en el marco de la Ley de Participación y Control Social, la población ha demandado a través de sus representantes asambleístas departamentales y nacionales la Ley que permita la autorización de la producción, distribución con control de calidad y uso compasivo del Dióxido de Cloro.

 

A la fecha (13 Sep. 2020) se tienen en proceso 4 leyes departamentales y 1 nacional; en La Paz Sede gubernamental fue promulgada la Ley el 9 septiembre de 2020.ClO2

6. Referencias

Asociaciones y Entidades:

  • AEMEMI – Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa
  • Associación Médica Mundial
  • Food and Drug Administration (FDA)
  • Institute for occupational safety and health of German Social Accident Insurance (IFA)
  • Organización Mundial de la Salud (OMS)

Estudios y Publicaciones:

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  • Ratcliff PA. Patente sobre un método para tratar el epitelio de orificios corporales con dióxido de cloro y un compuesto de fosfato.
  • Sanekata T et al. «Evaluation of the antiviral activity of chlorine dioxide and sodium hypochlorite against feline calicivirus, human influenza virus, measlesvirus, canine distemper virus, human herpesvirus, human adenovirus, canine adenovirus and canine parvovirus.» Biocontrol Sci 15/2: 45-49, 2010. DOI: 10.4265/bio.15.45.
  • Tuthill RW et al. «Health effects among newborns after prenatal exposure to ClO₂-disinfected drinking water.» Environ Health Perspect 46:39-45, 1982.
  • United Department of Health and Human services. Public Health Service. Agency for toxic substances and disease registry. «Toxicological Profile for chlorine dioxide and chlorite.» 2004.
  • United States Environmental Protection Agency (EPA). «Guidance Manual Alternative disinfectants and Oxidants. Chlorine dioxide.» EPA Registration. 1999.
  • Wang XW et al. «Study on the resistance of severe acute respiratory syndrome-associated coronavirus.» J Virol Methods: 126 (1-2): 171-7, 2005.
  • World Health Organization. «Guidelines for Drinking-water quality.» Second edition, Addendum – microbiological agents in drinking water, 2002.
  • Zoni R et al. «Investigation on virucidal activity of chlorine dioxide: experimental data on feline calicivirus, HAV and Coxsackie B5.» J Prev Med Hyg.: 48(3):91-5, 2007.

Especial Agradecimientos:

  • Andreas Ludwig Kalcker y Helena Valladares desde Liechtenstein Association for Science and Health, Ginebra/Suiza por compartir los datos técnicos científicos necesarios para componer este dossier.
  • Médicos e investigadores que contribuyen para la redacción de este documento.

Patentes y Enlaces Directos:

  • Patente sobre el uso de diversas sustancias incluyendo clorito de sodio para el tratamiento de asma alérgica, rinitis alérgica y dermatitis atópica: Google Patents
  • Patente sobre un método de composiciones para tratamiento de tumores cancerosos: US10463690.pdf
  • Patente sobre el uso del dióxido de cloro para la desinfección o esterilización de componentes esencialmente sanguíneos: Google Patents
  • Patente sobre el uso del dióxido de cloro para la prevención y tratamiento de infecciones bacterianas en la ubre de mamíferos: Google Patents
  • Patente sobre el uso de dióxido de cloro para el tratamiento parenteral (intravenoso) de las infecciones del VIH: Google Patents
  • Patente sobre el uso del clorito de sodio para el tratamiento de dolencias neurodegenerativas: Google Patents
  • Resultados de los ensayos con CDS: lbry.tv

Declaraciones y Manuales:

  • Declaración de Helsinki: 64ª Asamblea General, 2013.
  • Manual de Bioseguridad en Laboratorio de la OMS: 3ª edición, 2005.
  • Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023: 2013.

Advertencias y Actualizaciones:

  • FDA release – Actualización del coronavirus (COVID-19): La FDA advierte a la empresa que comercializa productos peligrosos de dióxido de cloro que afirman tratar o prevenir el COVID-19.

Bases de Datos y Recursos:

  • GESTIS Substance database: chlorine dioxide solution.
  • Guidelines for Drinking-water quality, World Health Organization.

Enlaces de Acceso y Fecha de Acceso Indicada:

Nota sobre Terapia con Dióxido de Cloro para COVID-19:

  • Dióxido de cloro, una terapia efectiva para el tratamiento del SARS-COV2 (COVID-19). Mayo, 2020

Conclusiones

La responsabilidad y las competencias asumidas por cada uno de los actores en el país han llevado a actuar de la forma más efectiva ante la pandemia, el personal de salud en el marco de la Ética y Deontología Médica, asume la responsabilidad de sumarse a la atención de las necesidades y demandas de la población, en este caso particular la población ha demandado el uso del Dióxido de Cloro como tratamiento preventivo y curativo. 

Ante un descontrol de la pandemia los representantes de la población (Juntas Vecinales, Cívicas, organizaciones de base, asociaciones, Central Obrera Boliviana, Federación de Mineros de Bolivia, Asambleístas departamentales y Nacionales) éstos últimos han encaminado a elaborar, tratar y promulgar la Ley de Producción, Uso y Distribución del Dióxido de Cloro.

 

Finalmente apelamos a las sociedades científicas, de bioética, institución de formación académica a sumarse a este avance del ejercicio de los derechos humanos ante la decisión de la población de elegir de forma autónoma y en justicia.