¿Por qué enfermamos?
Toda enfermedad tiene algo en común, la enfermedad es falta de energía.
La enfermedad es el resultado de un desequilibrio en el estado de salud de una persona. Se considera que hay enfermedad cuando el organismo humano experimenta un deterioro en su funcionamiento. En todas las enfermedades, se observa una disminución en el sistema natural de defensa del cuerpo, lo cual indica una falta de salud. Cuando el cuerpo no dispone de suficiente energía para funcionar correctamente, se produce un desequilibrio y se desarrolla el estado de enfermedad.
Por lo tanto, la falta de energía es lo que nos lleva a enfermar.
Ante esto surge la interrogante: ¿Y cómo generamos energía en nuestro cuerpo?
Nuestro cuerpo obtiene su energía principalmente a través de la combustión. Quemamos azúcares, grasas y proteínas provenientes de los alimentos para obtener energía. La combustión de calorías es fundamental para obtener energía, pero no solo es importante el combustible, sino también otro factor igual o más relevante: el oxígeno.
Toda combustión requiere oxígeno, ya que sin él no puede haber llama.
Este hecho simple muchas veces no se toma en cuenta lo suficiente en las investigaciones bioquímicas. La combustión es responsable de generar el calor y la energía necesarios para el funcionamiento del cuerpo humano, al mismo tiempo que genera electricidad, que es la esencia de la energía vital.
La única diferencia entre un cuerpo vivo y uno muerto es la ausencia de electricidad. Somos seres energéticos eléctricos que dependen de un cuerpo que obtiene su energía óptima a través de la combustión bioquímica.
El dióxido de cloro proporciona oxígeno biodisponible e incrementa la carga en los eritrocitos, y esto se puede apreciar claramente en los análisis de gasometría venosa después de una infusión intravenosa. Estos análisis científicos demuestran que el dióxido de cloro se disocia en el suero sanguíneo, liberando oxígeno biodisponible a nivel molecular.